Por Redacción Poder Ciudadano / 5 de abril de 2025
🔥 El caso que sacudió las redes y dividió a la opinión pública ha dado un giro judicial: Carlota «N», la mujer de 73 años apodada por usuarios como la abuelita vengadora, ya fue vinculada a proceso penal, junto a sus dos hijos, por el impactante caso ocurrido en Chalco, Estado de México, donde presuntamente agredió a balazos a una familia que ocupaba ilegalmente un departamento de su propiedad.
💥 ¿Qué pasó?
El pasado 1 de abril, Carlota “N” acudió junto con su hija Mariana “N” y su hijo Eduardo “N” a una vivienda en el fraccionamiento Hacienda de Guadalupe, municipio de Chalco, en la que vivía la familia Márquez, presuntamente como invasores. A pesar de que la propiedad estaba legalmente registrada a nombre de Mariana y ya existía una denuncia previa por despojo, las autoridades no habían actuado.
Fue entonces que Doña Carlota decidió actuar por su cuenta, ingresó al inmueble armada y dispuesta a recuperar su hogar. Según las autoridades, abrió fuego durante el intento de desalojo, quitándole la vida a dos hombres y dejando herido a un menor de edad.
👮♂️ Arresto y cargos
El 2 de abril, la Fiscalía mexiquense confirmó la detención de Carlota y sus dos hijos. Los tres fueron trasladados al Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Chalco, y este sábado 5 de abril tuvieron su primera audiencia.
Los delitos que enfrentan son:
✅ Homicidio calificado
✅ Homicidio calificado en grado de tentativa
De ser encontrados culpables, podrían enfrentar penas de 25 a 55 años de prisión. Sin embargo, en el caso de Carlota, por su avanzada edad, existe la posibilidad de que cumpla su prisión preventiva en su domicilio, como lo permite el artículo 166 del Código Nacional de Procedimientos Penales. Esta situación se resolverá el próximo 9 de abril en audiencia judicial.
⚖️ ¿Justicia por mano propia?
El caso ha abierto un intenso debate social. Para algunos, Carlota es una víctima del sistema que falló en proteger su derecho a la propiedad. Para otros, es un caso claro de uso excesivo de la fuerza y justicia mal entendida.
Mientras tanto, la “abuelita sicaria”, como la han llamado algunos, se enfrenta a la realidad de un proceso penal que podría marcar un antes y un después en la percepción pública sobre los límites de la autodefensa.
