El propio alcalde de Amealco, Óscar Pérez, encendió las alarmas al señalar que el alto índice de alcoholismo en la región podría ser uno de los detonantes principales de los feminicidios que se registran en el municipio.
Durante una entrevista, el edil reconoció que, pese a la implementación de programas de capacitación y apoyo para mujeres, la violencia letal persiste, y el consumo excesivo de alcohol podría estar alimentando un ciclo de agresiones que terminan en tragedia.
“Como municipio hemos diseñado muchos programas en capacitación a las mujeres, pero tenemos un alto índice de alcoholismo y esa podría ser una de las situaciones”, declaró Pérez, visiblemente preocupado.
Pero la polémica no quedó ahí. El alcalde también reveló que ciudadanos le han comentado que, cuando se presentan denuncias ante la Fiscalía, estas “se quedan en papel” y no se les brinda atención real, lo que deja a las víctimas en un estado de indefensión y vulnerabilidad extrema.
Vecinos y activistas ya exigen acciones contundentes para combatir tanto el consumo problemático de alcohol como la falta de respuesta institucional ante las denuncias de violencia.
La declaración de Óscar Pérez abre un debate urgente: ¿es el alcoholismo la raíz de la violencia feminicida en Amealco, o solo una pieza de un problema mucho más grande que involucra impunidad, falta de prevención y ausencia de justicia real?