La tarde del 23 de enero, habitantes de Culiacán irrumpieron en el Palacio de Gobierno de Sinaloa y destrozaron las oficinas del Gobernador Rubén Rocha Moya. Entre gritos de «¡Narcogobernador!» y consignas de indignación, los manifestantes exigieron justicia por el asesinato de los niños Gael y Alexander, un caso que ha generado conmoción en la entidad.
La protesta y el estallido de la indignación
La manifestación, convocada por ciudadanos en repudio al doble homicidio, escaló rápidamente en intensidad. Los inconformes, furiosos por lo que consideran la inacción de las autoridades, ingresaron al recinto gubernamental y causaron destrozos en las oficinas del mandatario estatal, dejando un mensaje claro de frustración y hartazgo hacia la gestión del Gobernador.
El trasfondo del caso
Gael y Alexander, dos menores cuyos asesinatos han conmocionado a la población, se han convertido en un símbolo del clamor por justicia en Sinaloa. Los manifestantes culpan a las autoridades de no actuar con firmeza para esclarecer el caso, señalando que los niveles de violencia en el estado han alcanzado niveles alarmantes.
Demandas ciudadanas
Los participantes de la protesta han exigido no solo justicia para los niños asesinados, sino también un alto a la violencia que ha azotado a Sinaloa. Además, acusan al gobierno estatal de mantener presuntos vínculos con el crimen organizado, lo que ha exacerbado la desconfianza en las autoridades.
Respuesta oficial
Hasta el momento, el Gobierno de Sinaloa no ha emitido un comunicado oficial sobre los hechos ocurridos en el Palacio de Gobierno ni sobre las demandas de los manifestantes. Sin embargo, este incidente resalta el creciente malestar social que enfrenta la administración de Rubén Rocha Moya.
El caso de Gael y Alexander ha despertado una ola de solidaridad y enojo en Culiacán, colocando a las autoridades estatales bajo el escrutinio público y generando presión para que se investiguen a fondo los asesinatos.