En las carreteras que conducen hacia la Sierra Gorda de Querétaro, los cerros se tiñen de un vibrante color anaranjado. No se trata de un cultivo ni de una siembra reciente: es el cempasúchil criollo, que brota de manera natural en estas laderas, cubriendo los montes como un tapiz luminoso que anuncia la llegada de los festejos del Día de Muertos.

Este fenómeno natural, visible en varios tramos carreteros, es un recordatorio vivo del vínculo entre la tierra y las tradiciones mexicanas. Las flores silvestres de cempasúchil, que cada año florecen con la temporada, son parte esencial de los altares y ofrendas que las familias preparan para honrar a sus difuntos.
En esta región, los campos y montañas parecen participar del ritual, ofreciendo su propio homenaje a la memoria y al colorido que distingue a México ante el mundo.

Mientras los automovilistas avanzan por las curvas que serpentean la sierra, los tonos dorados y naranjas acompañan el trayecto, creando una atmósfera casi ceremonial. Así, el camino hacia la Sierra Gorda se convierte también en un camino hacia la tradición, donde la naturaleza celebra junto al pueblo.
📍Sierra Gorda de Querétaro, México

