Matan a interno e incendian centro de rehabilitación en Mazatlán: el terror regresa a Sinaloa

CULIACÁN, Sin., 20 de diciembre de 2024.- La violencia azotó nuevamente las calles de Sinaloa, cuando un grupo de civiles armados irrumpió en un centro de rehabilitación en Mazatlán, dejando un saldo devastador: un hombre calcinado, 16 heridos, y un inmueble casi reducido a cenizas. El ataque, que ocurrió alrededor de las 23:40 horas de este jueves en el fraccionamiento Jacarandas, evidencia la creciente inseguridad que enfrenta la entidad.


El ataque y las víctimas

Testigos relataron momentos de pánico cuando los agresores, fuertemente armados, irrumpieron en el inmueble, dispararon y prendieron fuego al lugar. Dentro del centro, decenas de internos intentaron escapar del fuego mientras las llamas consumían rápidamente las instalaciones.

Tras horas de trabajo por parte de los cuerpos de rescate, se logró controlar el incendio. Sin embargo, se reportó la trágica muerte de un hombre que quedó atrapado y fue hallado completamente calcinado.

De los 16 heridos, al menos dos presentan quemaduras de gravedad y fueron trasladados de emergencia a hospitales del puerto. Las autoridades locales no han revelado aún la identidad del fallecido, pero han iniciado las investigaciones para esclarecer los hechos y dar con los responsables.


¿Por qué atacar un centro de rehabilitación?

En semanas recientes, la Fiscalía General del Estado había advertido sobre un preocupante patrón de incidentes en estos centros. Según el reporte, 31 internos abandonaron sus procesos de recuperación tras ser «reclutados» por grupos de civiles armados que irrumpieron en las instalaciones.

Este fenómeno refleja cómo las organizaciones criminales están utilizando la vulnerabilidad de los pacientes para fortalecer sus filas. En muchos casos, los internos son forzados a integrarse a estas células delictivas bajo amenazas, promesas económicas, o manipulación psicológica.


Un llamado a la acción urgente

La violencia contra centros de rehabilitación no es nueva en México. Este ataque subraya la urgencia de implementar medidas de protección para estos espacios que, lejos de ser zonas de conflicto, deberían representar refugios seguros para aquellos que buscan salir de círculos de adicción y violencia.

Las autoridades locales y estatales han prometido reforzar la seguridad en estos centros, pero la comunidad exige más que promesas. «No podemos permitir que el miedo y la violencia dicten nuestras vidas. Estos ataques no solo afectan a las víctimas directas, sino a todos los ciudadanos que buscamos un futuro más seguro,» expresó un vecino del fraccionamiento Jacarandas.


El desafío para Mazatlán y Sinaloa

La violencia en el estado sigue escalando, afectando no solo a quienes se encuentran en conflictos directos con el crimen organizado, sino también a comunidades vulnerables que buscan rehabilitación y reintegración. El desafío es monumental: equilibrar la lucha contra el crimen con la protección de los derechos humanos de los más vulnerables.

Las investigaciones están en marcha, pero la pregunta persiste: ¿quién garantizará la seguridad de aquellos que buscan un cambio en sus vidas?