📍 Ciudad de México, 22 de febrero de 2025 – Durante las últimas décadas, el tráfico ilegal de armas provenientes de Estados Unidos ha fortalecido el poder de fuego del crimen organizado en México. Lanzacohetes, rifles Barrett, fusiles de asalto y ametralladoras cruzan la frontera en compartimentos ocultos de vehículos o, en muchos casos, en simples cajuelas.
A pesar de los esfuerzos del gobierno mexicano por frenar este tráfico con apoyo de la administración estadounidense, expertos en seguridad pública advierten que el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos podría frenar cualquier avance en esta lucha.
México, sin apoyo en la lucha contra el tráfico de armas
De acuerdo con Víctor Manuel Sánchez, investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila, México enfrenta un obstáculo difícil de sortear: la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés). Este influyente grupo de cabildeo ha financiado campañas de legisladores y presidentes estadounidenses, incluido Trump, con el objetivo de proteger la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que otorga a los ciudadanos el derecho a poseer y portar armas.
“Hay formas en las que se podría combatir este tráfico, pero la NRA ha bloqueado cualquier intento de reforma en la legislación estadounidense”, explicó el especialista en seguridad.
El impacto del tráfico de armas en México
Las armas de alto calibre que ingresan ilegalmente al país han alimentado la violencia de los grupos criminales, aumentando la capacidad de fuego de los cárteles. Muchas de estas armas provienen de tiendas legales en estados fronterizos como Texas y Arizona, donde su compra es sencilla y en algunos casos ni siquiera requiere un control de antecedentes minucioso.
México ha presentado diversas iniciativas para frenar este fenómeno, incluyendo demandas contra fabricantes de armas en Estados Unidos, operativos para interceptar cargamentos ilegales y colaboración con agencias estadounidenses. No obstante, con la reciente firma de una orden ejecutiva de Trump para proteger la Segunda Enmienda, se prevé que los esfuerzos del gobierno mexicano enfrentarán aún más resistencia.
¿Un futuro sin soluciones?
El gobierno mexicano insiste en la necesidad de un mayor control en la venta de armas en Estados Unidos y en la cooperación bilateral para frenar el tráfico ilegal. Sin embargo, los expertos consideran que mientras la legislación estadounidense siga priorizando el derecho de sus ciudadanos a portar armas, las posibilidades de un cambio son limitadas.
“México puede reforzar sus operativos y soportar sanciones, pero sin el apoyo de Estados Unidos en esta lucha, el tráfico de armas seguirá siendo un problema que alimenta la violencia en nuestro país”, concluyó Sánchez.