El presidente municipal de Amealco de Bonfil, Óscar Pérez Martínez, del partido Movimiento Ciudadano, ha desatado una auténtica tormenta de indignación en redes sociales tras aparecer en un video oficial portando una camisa de la lujosa firma Louis Vuitton, valuada en nada menos que 49,500 pesos.
Sí, leíste bien. ¡Casi CINCUENTA MIL PESOS por una sola prenda!
Mientras miles de ciudadanos de Amealco apenas logran sobrevivir con el salario mínimo, su alcalde luce ropa de diseñador internacional como si se tratara de una pasarela en Milán.
¿Burla o desconexión total?
Las cifras son contundentes: según datos oficiales, más del 60% de la población de Amealco vive en condiciones de pobreza. Y en medio de esa realidad cruda, el alcalde se deja ver con una camisa cuyo costo equivale a más de medio año de salario para muchas familias.
Una prenda que —según se muestra en la tienda oficial de Louis Vuitton— pertenece a la colección de corte regular de la firma francesa y que ha sido objeto de controversia por su elevado precio… y por una sospecha aún más grave: ¿es realmente original la camisa del edil, o es una copia barata?
Las comparaciones visuales no se hicieron esperar. En redes sociales, medios locales como Expreso Querétaro comenzaron a señalar claras diferencias en el diseño, proporción de letras y colores entre la camisa auténtica y la que porta el alcalde. Todo apunta a que podría tratarse de una imitación, lo cual abre una nueva grieta: ¿presume lujos falsos mientras su pueblo sufre carencias reales?
La política del “yo tengo, tú no”
Esto no es solo una historia de moda. Es una postal del abismo que separa a nuestros gobernantes del pueblo. Mientras el alcalde gana más de 90 mil pesos mensuales, muchos de sus gobernados viven con menos de 200 pesos al día. ¿Y aún así se atreve a presumir una camisa de lujo?
Peor aún, la falta de visión de su equipo de comunicación social es alarmante. ¿Nadie le advirtió del impacto negativo? ¿Nadie pensó que en plena crisis económica, ostentar lujo era una pésima idea?
La frivolidad no solo es moralmente cuestionable. Es políticamente suicida. Y en tiempos donde la ciudadanía exige transparencia, empatía y congruencia, este tipo de desplantes son una cachetada de tela francesa para quienes luchan por sobrevivir día a día.
¿Camisa original, réplica barata o símbolo del cinismo político?
Lo cierto es que, ya sea auténtica o falsa, esta camisa ha dejado al descubierto algo más que el gusto por las marcas de lujo: ha expuesto la desconexión de un servidor público con la realidad de su pueblo.
¿Hasta cuándo seguiremos tolerando gobernantes más preocupados por aparentar que por servir?
¿Cuándo será el día en que vestir con humildad sea más valioso que presumir etiquetas?
La camisa puede costar 50 mil pesos…
Pero la pérdida de credibilidad del alcalde, esa no tiene precio.