sábado, julio 27, 2024
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El cemento de las construcciones del Tren Maya invade el acuífero de una caverna.

La caverna Garra de Jaguar está siendo impactada por las construcciones correspondientes al Tramo 5 Sur del proyecto del Tren Maya; especialistas indican que el acuífero sufre daños debido a la infiltración de contaminantes.

En Cancún, la caverna Garra de Jaguar, situada bajo la ruta del Tramo 5 Sur del Tren Maya y encima del acuífero subterráneo más crucial de Quintana Roo, ha sido afectada por un vertido de cemento originado por las obras de construcción en superficie.

El naturalista Raúl Padilla evidenció el derrame de cemento, que se origina desde el techo de la caverna —el cual constituye el suelo por donde transitará el tren— y posteriormente se solidifica dentro de la misma.

“El recorrido del Tren Maya divide prácticamente en dos al sistema de cuevas Garra de Jaguar y está causando un impacto significativo; además de segmentar los corredores biológicos de especies clave como el jaguar, ya se observa la contaminación del acuífero”, detalló en un vídeo.

Padilla destacó que el vertido de cemento representa “un impacto negativo muy grande para un sistema kárstico” como el de la caverna Garra de Jaguar. El derrame, según mostró, se extendió por las numerosas cavidades de la caverna, “prácticamente como un río”.

Ya en 2022, Padilla había advertido a este medio sobre cómo el diseño del megaproyecto del Tren Maya implicaría pasar justo sobre esta caverna, dividiéndola en dos.

Casi dos años más tarde, ha revelado los daños ya visibles en el sitio. “Esto constituye un impacto muy negativo al acuífero, en medio de una crisis hídrica en el país. Estamos contaminando nuestras cuevas y el acuífero de la península de Yucatán”, afirmó.

 

La infiltración de cemento en las cuevas se vincula con la instalación de pilotes, un proceso que podría estar comprometiendo la estabilidad de estas estructuras subterráneas. Guillermo D’Christy, un experto hidrólogo, ha observado que la vibración causada por la maquinaria y la inherente porosidad del suelo kárstico, particularmente blando en ciertos lugares, está provocando que partes del techo de las cavernas en el sistema Aktun T’uyul comiencen a colapsar.

D’Christy explicó a EL UNIVERSAL que a una distancia de 250 metros del Sistema Aktun T’uyul, buceadores reportaron que en otro sistema de cavernas, los pilotes introducidos carecen de las necesarias “camisas de acero” que prevendrían el derrame de concreto. Según los hallazgos, se ha vertido concreto directamente en algunas áreas, sin ninguna barrera protectora, y se ha instruido continuar con el vertido hasta completar el relleno. Este procedimiento, que ha resultado en concreto fluyendo libremente a través de las cavernas, fue calificado por D’Christy como “totalmente criminal”.

El hidrólogo también señaló que en la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) no se menciona el uso de un sistema de pilotes, y mucho menos la instalación de 15 mil pilas de concreto y acero sobre el suelo kárstico. Este método de construcción se lleva a cabo en una zona extremadamente vulnerable, atravesando el acuífero más significativo de Quintana Roo y de la península de Yucatán, lo que subraya la gravedad de la situación y las posibles repercusiones ambientales.

El hidrólogo destacó la singularidad y la importancia ecológica de las cuevas y cavernas ubicadas en el tramo de Playa del Carmen a Tulum del Tren Maya, comparando su valor para los buzos de cavernas con el que tiene el Everest para los alpinistas. Además, resaltó las características únicas del acuífero regional, notable por su alto contenido de cloruros (sal) debido a la intrusión marina del mar Caribe. Este fenómeno, aunque mantiene separadas las aguas dulces de las saladas, induce una mezcla salina que puede corroer el acero utilizado en la construcción, potencialmente alterando la química del agua del acuífero del cual se extrae agua para consumo.

Alejandro López Tamayo, director general de Centinelas del Agua, expresa preocupación no solo por el impacto inmediato de la construcción, como el hincado de pilotes, los derrames de cemento o aceite en las cavernas, sino también por las consecuencias futuras una vez que el Tren Maya esté en operación. Temores como el aumento de desarrollos y poblaciones sin la infraestructura adecuada que resultará en la descarga de aguas residuales al sistema acuífero. Resalta la necesidad de reconsiderar la visión de la península de Yucatán como una vasta fuente de agua, advirtiendo sobre los retos en calidad y volumen del agua, exacerbados por el cambio climático y la creciente salinización y contaminación del agua subterránea.

La deforestación para la construcción del Tren Maya, con la pérdida estimada de entre ocho y 10 millones de árboles solo en el Tramo 5, amenaza directamente el ciclo hidrológico al eliminar la capa vegetal que facilita la filtración y recarga del acuífero. López Tamayo subraya cómo la eliminación de la cobertura forestal y su reemplazo por concreto reduce la capacidad de la región para recuperar su acuífero, aumentando la vulnerabilidad del suelo a la contaminación.

Este análisis ofrece una visión comprensiva de los impactos ambientales derivados de la construcción del Tren Maya, enfatizando la urgencia de abordar tanto las implicaciones inmediatas como las a largo plazo para la sostenibilidad del ecosistema en la península de Yucatán.

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