En un trágico incidente capturado por una cámara corporal, el policía Sean Grayson, quien se desempeñaba como ayudante del sheriff en el condado de Sangamon, Illinois, disparó tres veces contra Sonya Massey, una mujer negra desarmada de 36 años que había llamado al 911 para pedir ayuda.

Detalles del incidente

Sonya Massey llamó al 911 para denunciar la presencia de un merodeador. El video muestra que dos agentes llegaron a su casa en Springfield, Illinois, poco antes de la 1 de la madrugada del 6 de julio. Encontraron una camioneta negra con las ventanas rotas en la entrada de su casa. Massey, que parecía confundida, tardó tres minutos en abrir la puerta y dijo de inmediato: “No me hagan daño”.

Durante el intercambio, Massey repetía que necesitaba ayuda y hacía referencias a Dios. Mientras los agentes intentaban completar un informe, Grayson notó una olla con agua hirviendo en la estufa y comentó: “No necesitamos un incendio mientras estemos aquí”. Massey, sosteniendo la olla, dijo: “Te reprendo en el nombre de Jesús”. Fue entonces cuando Grayson disparó tres veces.

Reacciones y contexto

El abogado de derechos civiles Ben Crump, que representa a la familia de Massey, calificó la justificación de Grayson como “falsa” y “revisionista”. Durante una conferencia de prensa, Crump explicó que Massey había recibido tratamiento por problemas de salud mental y había invocado el nombre de Dios desde el comienzo del encuentro.

Consecuencias legales

Sean Grayson, despedido la semana pasada, está detenido en la cárcel del condado de Sangamon sin derecho a fianza. Se enfrenta a penas de prisión que van desde 45 años hasta cadena perpetua por asesinato, de seis a 30 años por agresión y de dos a cinco años por mala conducta.

Exigencias de transparencia

James Wilburn, padre de Massey, exigió que el sistema judicial del condado sea completamente transparente en sus investigaciones y procesamientos. Durante el funeral de Massey, Crump señaló que el video del incidente “conmocionaría la conciencia de Estados Unidos”.

El trágico evento ha generado un amplio debate sobre la actuación policial y el tratamiento de personas con problemas de salud mental, así como sobre la necesidad de transparencia y justicia en casos de uso excesivo de la fuerza.

 

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