📍San Juan del Río, Querétaro | 18 de abril de 2025
Una escena que indigna y lacera el alma de la comunidad creyente ocurrió en el corazón de San Juan del Río: una iglesia ubicada junto a la zona arqueológica del Barrio de la Cruz fue saqueada por manos criminales, llevándose no solo dinero en efectivo, sino también tres campanas sagradas, una de ellas de casi 200 kilos.
El hecho se registró durante la madrugada y fue descubierto por feligreses al abrir el recinto durante las primeras horas del viernes. La consternación fue inmediata: una de las campanas había sido donada por generaciones pasadas, forjada en cobre y con valor no solo económico sino espiritual y cultural.
❗Un acto planeado y ejecutado con precisión
Según los primeros reportes, al menos tres personas habrían participado en el atraco, dada la logística que implica movilizar objetos de tanto peso sin ser detectados. Se presume que los delincuentes conocían perfectamente el entorno y el valor simbólico de lo que estaban robando.
Las campanas sustraídas fueron:
- Una campana de aproximadamente 200 kg
- Una segunda de 50 kg
- Una más pequeña, de cobre sólido
Además del robo de estos elementos históricos, también fue sustraído dinero en efectivo —cuya suma no ha sido revelada—, producto de colectas y donativos realizados por la comunidad para el sostenimiento del templo.
😡 Indignación y dolor entre los vecinos
Las autoridades eclesiásticas, así como vecinos del Barrio de la Cruz, se manifestaron indignados ante este ataque que consideran una agresión directa contra la fe y la memoria de la comunidad. “No solo se llevaron metal, se llevaron historia, se llevaron la voz de nuestros rezos”, expresó entre lágrimas uno de los pobladores.
Hasta el momento, no hay personas detenidas ni pistas claras sobre el paradero de los responsables. Sin embargo, ya se ha presentado la denuncia correspondiente ante la Fiscalía del Estado, y la Diócesis de Querétaro exige resultados inmediatos.
🚨 Una alerta de impunidad
Este tipo de delitos han ido en aumento en distintas comunidades del estado. Las iglesias rurales y de zonas menos vigiladas han sido blanco de robos sistemáticos, lo que ha encendido las alertas entre organizaciones civiles y defensores del patrimonio.
