La tarde del 27 de agosto, la ciudad de Cuernavaca fue sacudida por un hecho desgarrador. Una niña de apenas 3 años de edad perdió la vida al ser arrollada por un camión de reparto en la Glorieta de La Luna, sobre la transitada avenida Plan de Ayala.
De acuerdo con los primeros reportes, la menor se encontraba bailando entre los autos para pedir monedas, una práctica ligada a la explotación infantil, cuando ocurrió el fatal accidente.
El conductor del camión fue detenido en el lugar, mientras que autoridades también aseguraron a la tía de la menor, señalada por presunta omisión de cuidados.
Este caso ha generado profunda indignación, al exponer de manera cruda la realidad de la explotación infantil en México. La muerte de la pequeña pone en evidencia la falta de políticas efectivas de protección a la niñez, así como la indiferencia social frente a menores que todos los días arriesgan su vida en calles y avenidas para sobrevivir.
Organizaciones civiles han exigido a las autoridades reforzar programas de apoyo a familias vulnerables, endurecer las sanciones por omisión de cuidados y diseñar acciones urgentes que garanticen el derecho de niñas y niños a una vida segura y digna.
La tragedia de Cuernavaca no es un caso aislado, sino un llamado de atención para toda la sociedad: la indiferencia cuesta vidas.