Durante el concierto de Los Tigres del Norte en la feria, mi hermano fue víctima de un grave caso de abuso de autoridad por parte de policías municipales.
Mientras disfrutaba del evento con una amiga, varios oficiales se acercaron sin explicación, lo esposaron y lo llevaron detrás del escenario. Ahí lo amarraron a un tubo con las manos arriba y comenzaron a golpearlo con un tolete, dejándolo gravemente lesionado.
Además de la agresión, los oficiales le quitaron todas sus pertenencias y le prohibieron grabar cualquier cosa. A su amiga no le permitieron acercarse ni saber dónde lo tenían.
Después de golpearlo, los mismos policías le pidieron disculpas diciendo que “se habían confundido” y que buscaban a otras personas que lanzaban latas, asegurando que “ya habían visto las cámaras”.
Cuando mi hermano pidió que se identificaran, nadie quiso dar su nombre y ninguno portaba placa. Uno de ellos incluso se burló y respondió:
“Soy tu peor pesadilla, cabrón”.
Su amiga tuvo que esperar afuera, sin información.
Minutos después de liberarlo, a las 12:03 a.m., el Hospital Santiago llamó para informarnos que mi hermano había ingresado con posible fractura de costillas. Tras realizarle estudios, la fractura se confirmó.
Hoy exigimos:
✔ Identificar y sancionar a los policías responsables.
✔ Reparación de daños físicos, médicos y emocionales.
✔ Que la autoridad deje de operar con impunidad y sin protocolos.
Esto no fue un “error”. Fue una agresión, una violación de derechos y un acto de brutalidad policial.
No vamos a descansar hasta que se haga justicia.
La feria debe ser un espacio de convivencia, no un lugar donde la autoridad golpee, robe y torture a ciudadanos inocentes.


